El golf no será lo mismo sin él. Sergio Gómez, mánager de Olazábal durante toda una vida, era un hombre a la antigua usanza: cuando el golf no solo era dinero, era algo más. Era competición, espíritu de lucha, nobleza, fairplay. Un deporte con raíces antiguas de caballero y así lo transmitía por cada poro de su piel. Y así lo asimiló José María Olazábal, nuestro caballero español del golf. Fuente inagotable de noticias, caminar junto a él en un torneo de golf siguiendo a JoséMarí era como meterse en la cabeza de Wikipedia. De golf, de política, de amor, de la vida… era un maestro con la sabiduría que da la experiencia, que te iba soltando pildoritas de conocimiento para que tú, si eras un periodista avezado, asimilaras, analizaras e investigaras El hizo grande el lema: nunca te acostarás sin saber algo más. Él me hizo el último descubrimiento cuando me llevó al bar de Augusta, ese que yo creía vedado para la prensa. Y allí con una copita de Rioja en la mano me dijo que gracias a la lucha de una española, Nuria Pastor, la mujeres periodistas pueden entrar en la Casa Club y el bar.
Te has ido amigo en paz con el mundo que una vez fue tuyo. Tu vozarrón de chicarrón del Norte ya no retumbará en la quietud de los greenes de Augusta. Para todos, se nos ha ido un gurú de la vida, y a mí se me ha ido un gran amigo y confesor. Tú conocías mis otras vidas periodísticas. Mis pseudónimos, mi vida de Jeckill & Hide golfístico, y cuidaste de ese secreto como tu propia vida. Echare de menos nuestras charlas de bar bajo el porche de Augusta, en la cena de la AGW del Open Británico, nuestros paseos interminables por la Ryder Cup, nuestras lágrimas en el green de Maspalomas cuando Olly volvió a ganar. Tus palabras de apoyo en los momentos más bajos. Descansa en paz, amigo.