Hace un mes asistíamos atónicos a una histórica nevada que cubrió los campos de golf de Madrid en pistas de esquí, y ahora asistimos a otro fenómeno, las pistas de esquí cubiertas de polvo de Sáhara
Una vez más, el polvo del Sáhara ha tenido de marrón las blancas pistas de nieve de los Pirineos. Un frente con algunas precipitaciones ha llegado este sábado de madrugada al sector pirenaico. Una nieve cargada de polvo del Sáhara que ha dejado el manto teñido de color marrón. La última que llegó a los Pirineos fue la del Lunes de Pascua de 2019.
La cota de nieve ha llegado a los 1900 metros y ha transformado el paisaje como si del Sahara se tratara. Unas imágenes que sin duda han teñido los coches, escaparates o techos de las casas.
Las consecuencias de las precipitaciones de lluvia que nos llegan acompañadas de polvo del Sahara son bien conocidas por todos los que, cuando se producen, tenemos el coche aparcado en la calle. El resultado es obvio: cuando se secan las gotas de lluvia sobre la carrocería de nuestro coche las marcas de polvo están muy presentes. Y lo mismo ocurre con la nieve. Cada vez que un copo de nieve viene acompañado por polvo, el resultado es bastante evidente. Si estamos esquiando nuestras máscaras y chaquetas quedan sucias de polvo. Y al día siguiente, en pistas, el paisaje se queda más amarillento o amarronado que no blanco.
De hecho, el polvo del Sahara es un fenómeno transoceánico, y no sólo lo podemos observar en Europa: también ha acabado atravesando el Atlántico y afectando países como Brasil y la selva amazónica.