
Por Isabel Trillo
José Marí Olazábal no aspiraba a nada, sólo a divertirse, a hacer su juego, pasar el corte y ver qué le deparaba un año más Augusta National, sobre todo tras un largo período de pandemia a causa del COVID-19 que le ha mantenido a él, y casi a todo el colectivo Senior, alejado de la competición.
Por eso llegaba al Masters sin muchas expectativas, aunque seguro de su juego tras unos meses de un intenso trabajo.
Y no le fue mal. Los dos bogey de los hoyos 6 y 7 e incluso el bogey del 8 estaban bajo control; no así el doble bogey del 9, que daba al traste de comenzar el Amen Corner, al menos, en el par del campo. La salida fue buena, el segundo golpe se quedó a la entrada de green, hasta ahí todo correcto, pero el tripateo en el green destrozó su tarjeta. Jugó el Amen Corner como él sabe y nos deleitó con un birdie al 15, su hoyo talismán, con un aproach de Escuela. Terminó con 74 golpes,
Aún no ha dicho su última palabra en Augusta